Jimenez Losantos

ANTEAYER, al levantarme de la siesta obligada por el diario madrugón, me asaltó por primera vez la sensación de que el zapaterismo, ahora sí, se está yendo al garete. Y sin esperar al final de la legislatura, porque su muerte política no es de mañana, sino de ayer. Fue viendo en internet la última europifia de Salgado -que está haciendo casi bueno al horroroso Solbes- cuando tuve una sensación de déjà vu. Como en El año de la marmota, me sentí reviviendo el momento en que vi claro que UCD, mi partido favorito a pesar de los pesares, se iba irremisiblemente al guano.

Entonces fue por un episodio aparentemente menor: el referéndum autonómico andaluz que convocó el Gobierno por presión del PSOE y en el que UCD pidió la abstención con una gran campaña publicitaria de Lauren Postigo cuyo eslogan era: «Andaluz, éste no es tu referéndum».

Dos preguntas se imponían: si no lo era, ¿por qué lo promovían?; y si lo promovían, ¿por qué no ofrecían su alternativa al PSOE? La premonición funeral ante el anuncio postigoso se reforzó con la interminable pregunta del referéndum: cuatro o cinco ininteligibles líneas, redactadas por Arias Salgado, Pérez Llorca y otros talentos del Gobierno. No digo talento en broma, porque lo tenían. Con UCD llegó en España al Poder gente muy preparada, inteligente y hasta honrada. Pero en política, ay, eso no basta. Sin dirección clara, te pierdes, seas lince u ornitorrinco.

Y el Gobierno ZP, donde no abunda precisamente el lince, parece hoy tan perdido como ayer UCD, que en parte por sus errores y en parte por la mala suerte -la colza- pasó de 150 diputados a 13, y le regalaron uno. O sea, que bajó de Primera División a Segunda B, y de ahí directamente a la morgue. Y es que cuando un equipo entra en barrena, se mete goles en propia puerta todos los domingos, hasta perder la categoría, el estadio y el crédito bancario.

Total, que puede tener razón Pedro J. al pedir elecciones anticipadas, siempre que el PP plantee a la opinión un programa de recorte implacable del gasto público y recuperación radical de las instituciones nacionales. Sin un mandato claro de las urnas, con el arriolismo en proa y CiU en popa, en un año los cejateros devuelven al PSOE a La Moncloa.

Si en Obamatown se le ha aparecido la Virgen a ZP, podría aceptar un consenso para esa cura de caballo que precisa España. Pero aun así no es seguro que se salve el burro.